Grupo para la elaboración del trauma

La incapacidad de recibir apoyo de otros es una respuesta a trauma

Tu condicionamiento de «no necesito a nadie, lo haré todo yo mismo» es una táctica de supervivencia. Y lo necesitas para proteger tu corazón del abuso, el abandono, la traición y la decepción de aquellos que no pudieron o no estuvieron ahí para ti.

Del padre que estuvo ausente y te abandonó por elección o del padre que nunca estuvo en casa después de trabajar tres trabajos para alimentarte y albergarte.

De los amantes que ofrecieron intimidad sexual pero nunca ofrecieron un refugio seguro que honrara tu corazón.

De las amistades y familiares que SIEMPRE se llevaron más de lo que nunca dieron.

De todas las situaciones en las que alguien te dijo «estamos juntos en esto» o «te tengo» y luego te abandonó, dejándote recoger los pedazos cuando la mierda se hizo real, dejándote manejar tu parte y su parte, también.

De todas las mentiras y todas las traiciones.

Aprendiste en el camino que no puedes confiar realmente en la gente. O que podías confiar en la gente, pero solo hasta cierto punto.

Aprendiste: «si no me pongo en una situación en la que confío en alguien, no tendré que estar decepcionado cuando no estén para mí, o cuando suelten la pelota». Porque SIEMPRE van a dejar caer la pelota, ¿verdad?

Puede que incluso te hayan enseñado intencionalmente esta estrategia de protección por generaciones de antepasados heridos que vinieron antes que tú.

La independencia extrema es un ataque preventivo contra el corazón roto.

Así que no confías en nadie.

Y tampoco confías en ti mismo para elegir a la gente.

Confiar es tener esperanza, confiar es ser vulnerable.

«Nunca más», prometes.

Pero no importa cómo lo vistas y lo exhibas con orgullo para hacer que parezca que este nivel de independencia es lo que siempre quisiste ser, en verdad es tu corazón herido, cicatrizado y roto detrás de una pared protectora de ladrillos. 

Impenetrable. Nada entra. Ningún daño entra. Pero ningún amor entra tampoco.

Las fortalezas y la armadura son para los que están en batalla, o que creen que la batalla está llegando.

Es una respuesta a un trauma.

La buena noticia es que el trauma que se reconoce es un trauma que puede sanarse.

Eres digno de tener apoyo.

Eres digno de tener una verdadera sociedad.

Eres digno de amor.

Eres digno de tener tu corazón sostenido.

Eres digno de ser adorado.

Eres digno de ser querido.

Eres digno de que alguien diga, «descansa, yo me encargo». Y de hecho cumplir esa promesa.

Eres digno de recibir.

Eres digno.

No tienes que ganártelo.

No tienes que probarlo.

No tienes que regatear por ello.

No tienes que rogar por ello.

Eres digno.

DIGNO.

Simplemente porque existes.

-Jamila Blanca

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